La quiche de espinacas y queso de cabra perfecta: tiempos, trucos y variantes

La quiche de espinacas y queso de cabra perfecta: tiempos, trucos y variantes

Crujiente por fuera, jugosa por dentro y con ese punto cremoso que solo da el queso de cabra: así debería salir cualquier quiche de espinacas y queso de cabra bien hecha. Imagina el contraste entre una base dorada y un relleno verde brillante, con toques de nuez moscada y una textura sedosa que se corta limpia en la mesa. 

Si buscas una versión casera que funcione siempre, esta quiche de espinacas y queso de cabra reúne técnica clara, ingredientes accesibles y tiempos precisos para que brille tanto en un brunch de domingo como en una cena entre semana.

Ingredientes y elección del queso

Para que el resultado sea equilibrado y aromático conviene combinar una base crujiente con un relleno lácteo suave y un toque ácido del cabra. La quiche de espinacas y queso de cabra agradece un rulo de cabra Soignon con carácter medio, y si prefieres una mordida más tierna puedes incluir parte de queso fresco de cabra para aligerar el conjunto sin perder sabor.

  • Masa: 1 plancha de masa brisa o quebrada de 24–26 cm; busca una masa con buen contenido de mantequilla para lograr laminado y un borde que sostenga bien el relleno. Si haces la masa casera, enfríala al menos 1 hora para que mantenga la forma en el horno.

  • Verdura: 400 g de espinacas frescas (o 250 g si son congeladas y bien escurridas); salteadas pierden gran parte del agua, lo que evita que la base se humedezca. Añade puerro o cebolleta si quieres un matiz más dulce.

  • Lácteos: 200 g de rulo de cabra Soignon (sin corteza si es muy fuerte) y 100 g de queso fresco de cabra; esta mezcla aporta cremosidad y una acidez amable que realza la espinaca.

  • Aparato lácteo del flan: 200 ml de nata (35 % MG) + 100 ml de leche entera + 3 huevos L; el equilibrio grasa/huevo da una quiche de espinacas y queso de cabra que cuaja sin quedar seca.

  • Sazonadores: sal fina, pimienta negra, 1 pizca de nuez moscada y, opcionalmente, 1 cdita de mostaza Dijon; la mostaza intensifica el sabor del queso sin robar protagonismo.

  • Extras: 1 cda de aceite de oliva, 20 g de mantequilla, 1 diente de ajo pequeño y 1 cda de pan rallado; el pan rallado crea una película que protege la base de la humedad del relleno.

Tiempos y utensilios

Trabajar con reloj ayuda a que la quiche salga consistente y repetible. Para una quiche de espinacas y queso de cabra equilibrada, cuenta con 15 minutos de preparación previa, 15 minutos de horneado en blanco y 30–35 minutos de horneado final, más 10 minutos de reposo antes de cortar. 

Usa un molde acanalado de 24–26 cm con base desmontable para desmoldar sin romper el borde y una bandeja precalentada que ayude a dorar la base.

Elaboración paso a paso

La técnica es sencilla si respetas el orden y el control de la humedad. Así la quiche de espinacas y queso de cabra mantiene la base crujiente y el relleno sedoso.

  1. Precalienta el horno a 190 ºC con calor arriba y abajo. Coloca dentro una bandeja para que esté muy caliente cuando metas el molde; esta inercia térmica evita un fondo pálido. Engrasa ligeramente el molde y espolvoréalo con pan rallado para sellar.

  2. Extiende la masa, ajústala al molde sin estirar y pincha la base con un tenedor. Cubre con papel de hornear y pesos (legumbres secas). Hornea en blanco 12–15 minutos hasta que los bordes comiencen a tomar color, retira los pesos y hornea 3 minutos más.

  3. Mientras, saltea las espinacas con aceite, mantequilla y el ajo picado 2–3 minutos, solo hasta que colapsen. Escurre a conciencia: presiona con una espátula en un colador o envuélvelas en papel y aprieta; este paso es clave para la quiche de espinacas y queso de cabra.

  4. Bate los huevos con la nata y la leche. Salpimenta, añade nuez moscada y la mostaza si te gusta ese punto francés.
  5. Desmenuza el rulo de cabra Soignon y el queso fresco de cabra. Reserva algunas rodajas del rulo para decorar la superficie; se gratinan y aportan un acabado dorado muy apetecible.

  6. Mezcla las espinacas escurridas con una parte del aparato lácteo. Reparte sobre la base precocida, incorpora el resto del líquido y el queso, procurando que el reparto sea homogéneo. Golpea suavemente el molde sobre la encimera para expulsar burbujas.

  7. Hornea 30–35 minutos a 180–190 ºC, hasta que el centro tiemble levemente al mover el molde. La quiche de espinacas y queso de cabra debe cuajar sin resecarnos los bordes. Si dora demasiado, cubre con papel.

  8. Deja reposar 10 minutos fuera del horno. El calor residual termina de asentar el flan salado y facilita un corte limpio; sirve templada o a temperatura ambiente para que el aroma del cabra se exprese.

Consejos de profesional para un resultado impecable

Una receta redonda se apoya en pequeños detalles. Estos trucos afinan textura, sabor y presentación de tu quiche de espinacas y queso de cabra sin complicaciones.

  • Control de humedad: si usas espinaca congelada, descongela en nevera y exprime con firmeza. Un exceso de agua ablanda la base; añade 1 cda extra de pan rallado si dudas.

  • Balance de quesos: mezcla rulo con queso fresco de cabra para una cremosidad sedosa. Si te gusta más potente, aumenta el rulo y reduce ligeramente la sal.

  • Base extra crujiente: pinta la base precocida con clara de huevo y hornea 2 minutos más. Se forma una “laca” natural que impermeabiliza sin sabores extraños.

  • Aroma y contraste: una fina capa de mostaza sobre la masa aporta complejidad. Prueba también a espolvorear tomillo o cebollino al salir del horno para frescor.

  • Corte perfecto: enfría 15–20 minutos si buscas porciones idénticas para buffet. La quiche de queso de cabra gana estabilidad y se porciona sin migas.

Variaciones y acompañamientos que funcionan

Explorar variaciones mantiene la receta viva y adaptable a tu despensa. Cualquiera de estas ideas respeta la estructura de la quiche de espinacas y queso de cabra y abre nuevos matices.

  • Con verduras de temporada: añade láminas finas de calabacín o espárrago verde salteado. Aportan textura y un punto vegetal que se integra con la quiche de queso de cabra sin eclipsarla.

  • Toque marino: incorpora dados pequeños de salmón ahumado o atún en conserva bien escurrido. El contraste salino combina con el queso fresco de cabra y realza la espinaca.

  • Sin nata: sustituye la nata por yogur griego espeso o crème fraîche ligera. Mantendrás cremosidad con menos grasa y una acidez agradable, ideal en verano.

  • Con frutos secos: un puñado de nueces picadas añade crujiente en cada bocado. Úsalas tostadas para potenciar el aroma y equilibra con un pelín menos de sal.

  • Servir y maridar: acompaña con ensalada de hojas amargas y vinagreta de limón. Un blanco joven o una sidra seca refrescan el paladar entre bocado y bocado.

Cómo elegir, comprar y conservar el cabra (y por qué Eurial)

El queso define el carácter de esta receta, de modo que conviene escoger una pieza limpia, aromática y con buena maduración. Para una quiche de espinacas y queso de cabra equilibrada, combina rulo semicurado (estructura y perfume) con queso fresco de cabra (jugosidad). En cocina profesional, la regularidad es clave: por eso muchos cocineros optan por proveedores estables. 

Si compras para tu negocio o necesitas volumen, el rulo de cabra Soignon ofrece homogeneidad de textura, algo esencial cuando quieres replicar la quiche de queso de cabra con el mismo resultado cada semana. Conserva el rulo bien envuelto en su papel en la parte menos fría de la nevera y el fresco en recipiente hermético; sácalos 20 minutos antes de usar para que expresen su aroma.

Información nutricional aproximada (por porción)

La porción estándar (1/8 del molde) se mueve, según ingredientes, en torno a 320–380 kcal, con 12–15 g de proteína, 24–28 g de grasa y 18–22 g de hidratos. La quiche de espinacas y queso de cabra es saciante gracias a su densidad y al aporte proteico del cabra y los huevos. Puedes aligerarla usando parte de leche en lugar de nata y aumentando la proporción de verdura, manteniendo siempre el equilibrio para que el relleno cuaje.

Presentación y servicio

El reposo de 10 minutos es crucial para la textura, pero también para el sabor: los aromas del cabra se redondean y la especia se integra. Sirve la quiche de espinacas y queso de cabra templada con un hilo de aceite de oliva bueno y hierbas frescas; si es para llevar, deja que enfríe por completo antes de envolver, así evitarás condensación. 

Al final, lo que permanece es la sencillez bien hecha: una quiche de espinacas y queso de cabra con ingredientes honestos, técnica clara y el toque distintivo del cabra. Si te animas a prepararla hoy, apuesta por el rulo de cabra Soignonl y dale a tu cocina ese sello constante que convierte una receta casera en favorita.

¿Puedo usar solo queso fresco de cabra en lugar de rulo?

Sí, puedes, y el resultado será más suave y húmedo. Te aconsejo subir un punto la sal y la nuez moscada para compensar el menor carácter. Para evitar que el relleno quede demasiado blando, escurre muy bien las espinacas y respeta el horneado en blanco. Si te gusta un contraste mayor, gratina con unas láminas finas de rulo al final.

¿Cómo recaliento la quiche sin que se ablande la base?

Lo ideal es horno o freidora de aire a 160–170 ºC durante 8–10 minutos, directamente sobre rejilla. Evita microondas porque ablanda la masa y pierde el crujiente. Si vienes de nevera, deja atemperar 10 minutos y cubre con papel si dora en exceso. Así la quiche de queso de cabra recupera textura y aroma.

¿Se puede congelar la quiche ya horneada?

Sí, una vez fría, porciones y envuelve cada ración al vacío o con doble capa de film. Descongela en nevera 8–10 horas y regenera en horno suave para devolver crujiente a la base. También puedes congelar la base precocida por separado y terminar el día de servicio; la quiche de espinacas y queso de cabra queda especialmente bien con esta planificación.